En
los últimos años hemos podido ver como la música cada vez pierde
más importancia en el currículo escolar. Sin darnos cuenta, de que
su ausencia lleva implícita una serie de factores que tendrán
consecuencias en la vida de los alumnos. Debido a que los niños que
viven en contacto con la música desarrollan infinidad de
competencias para relacionarse y convivir con más niños,
estableciendo mejores lazos de comunicación entre ellos.
En primer
lugar, la música sirve de vehículo integrador entre la gran
diversidad de alumnos que hay hoy en día en las aulas de los
distintos colegios, puesto que la música es un lenguaje universal
que todos compartimos.
En segundo
lugar, se mejora la capacidad de concentración, ya que nuestro oído
tiene que esforzarse por diferenciar distintos sonidos y distintas
cualidades del sonido que se engloban dentro del mundo del lenguaje
musical. A la par de mejorar su capacidad de aprendizaje en
matemáticas.
Además,
la expresión corporal de los niños se ve más estimulada. Algo que
cada vez cuesta más en la sociedad actual donde encontramos niños y
niñas que gastan la mayoría de su tiempo conviviendo con distintos
tipos de pantallas interactivas, olvidándose por completo de las
posibilidades de expresión que tiene su cuerpo en sintonía con el
ritmo, la armonía y el tempo entre otras.
Por
último, es necesario resaltar la creatividad. La música nos abre un
abanico inmenso de posibilidades para trabajar la creatividad de los
niños y de que sean capaces de pensar, expresar y llevar a fin sus
propias creaciones delante de sus propios compañeros.
Rodrigo
Vivar Rodríguez
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